MAYO 4 – 11, 2024

BARCELONA| MARSELLA | TOLÓN | NIZA | PORTOFINO| LIVORNO | CIVITAVECCHIA (ROMA)

El décimo crucero tardó en llegar y el tiempo que pudimos disfrutar fue muy breve. Sí, esta vez nuestro crucero se sintió como un suspiro, y dicen que cuando la estás pasando bien, el tiempo prácticamente vuela, y esta no fue la excepción. Con un clima que no prometía mucho debido a las bajas temperaturas, nuestros invitados al pre-Cruise meet & greet tuvieron la oportunidad de convivir y conocerse, antes de abordar, en un renovado y exclusivo club en Barcelona, donde más de 150 parejas se dieron cita puntualmente para disfrutar de una noche muy sensual y erótica, para luego regresar temprano a sus hoteles y preparar el abordaje que, desde el mediodía, como es costumbre, nos esperaba.

Llegó el 4 de mayo y el clima estuvo a nuestro favor, el maravilloso equipo de Azamara Quest, emocionado y feliz, reportó operaciones listas para recibir a nuestros Desire Cruisers, mientras que nuestro equipo terminaba cada detalle en áreas como la piscina, los restaurantes, el Playroom y ensayaba para que cada noche y día fueran lo más perfectos posible. Una vez que todos los pasajeros estuvieron a bordo, comenzamos nuestro recorrido por la Riviera Francesa y puertos icónicos en el trayecto, donde todos los días fueron memorables y las noches espectaculares, con la mayoría de nuestros invitados vestidos con disfraces temáticos como nunca antes, haciendo que cada noche fuera mucho más mística y el ambiente entre nuestras exclusivas presentaciones, la banda en vivo en el bar, los DJ residentes y la sensualidad y erotismo de nuestro Playroom se conjugaban para crear lo que solo Desire Cruises puede generar junto con nuestros invitados. Paradas en puertos que tenían una mezcla de pequeñas aldeas y puertos, con antiguas ciudades llenas de historia, o aquellas que son puntos centrales para dirigirse hacia las más de 10 horas que a veces parábamos para visitar ciudades icónicas como Florencia o la opulencia de Mónaco, y una vez que llegaba la tarde, retomábamos nuestro rumbo, disfrutando de la compañía de nuevos amigos, una exquisita cena o noches divertidas de baile y terminando en éxtasis en el Playroom.

Pero como todo lo bueno y lo no tan bueno tiene una fecha de caducidad, nuestro crucero culminaría en el puerto de Civitavecchia, Roma. Después de haber tenido la mejor fiesta de Blanco en la historia, donde contamos con el maravilloso ambiente que solo Azamara Quest nos puede dar, una magnífica banda que hizo bailar a todos, para luego recibir la gran sorpresa de la noche, deleitándonos con un maravilloso dúo de ópera, mientras el atardecer italiano de la Toscana era el telón de fondo que nos despedía al ritmo de «O sole mío». Hoy cerramos este gran décimo crucero con un sabor agridulce, diciendo adiós a nuestros amigos de Azamara, y felices de saber que en solo 4 meses volveremos a un nuevo barco, para crear nuevos recuerdos.

Por ahora, les digo Was me Mario.